Parte del programa es iniciar la semana con una evalución de rutina para controlar los conocimientos adquiridos de la lectura asignada (Ollantay), dato curioso: es habitual en mi pasear fuera de la orbita terrestre, en esa travesia, confundi Gilgamesh con Ollantay, 6 horas antes de someterme a la prueba lei someramente las primeras páginas de la obra, lo extraño en todo es que no tiene ninguna relaciòn la Literatura Sumeria con la literatura Quechua, que loco, ¿No?. Semana de locura, por fin se inicia el ciclo expositivo, en el que se detalla como emergen las letras de nuestra tierra. Ubicando la literatura Náhuatl como ápice de esta línea de tiempo. Y con la intensión de optimizar los fines de los medios de comunicación específicamente este medio virtual (el cual me pertenece) compartiré con usted “amigo lector” mi desagrado por la mediocridad que en ocasiones nos gobierna y hace de nuestras mentes esclavos, si bien hay técnicas poco interesantes y didácticas para desarrollar exposiciones hay que rescatar la intencionalidad de la presentación, la cual es irrebatible (aprender) como bípedos civilizados es parte de nuestra moral y buenas costumbres respetar cuando nuestro homologo este en plena disertación, aún si esta no nos atañe.
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